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viernes, enero 18, 2013

Juegos peligrosos de jóvenes

Tras conocerse la existencia de peligrosos “juegos” populares entre los jóvenes, tales como “el juego de la asfixia”, balconing y otros, se conoce de una nueva forma para conseguir emociones extremas y novedosas, denominada “el desafío de la sal y el hielo”.

Aunque tal vez esta actividad no implique un peligro mortal, sí expone a quienes la practiquen a lesiones graves y permanentes. No son pocos los casos que llegan a las salas de emergencia en todo el mundo.



Un artículo del diario chileno El Mercurio explica que la prueba consiste en aplicar una capa de sal sobre la piel y luego sostener y presionar un hielo en ese sitio durante el mayor tiempo posible.

El combinar ambos elementos el punto de congelación baja hasta los 17 grados bajo cero, provocando graves quemaduras en la piel que incluso podrían impedir al afectado mover esa parte del cuerpo, según especialistas. También existe el riesgo de infección de las heridas al intentar ocultarlas de la vista pública y no ofrecerle tratamiento necesario.



UN CASO EXTREMO En junio de 2012, un niño de 12 años de Pittsburgh llegó a un hospital de Detroit con quemaduras en la espalda por jugar a este desafío. El menor dijo haber aprendido el “juego” en Facebook y viendo videos en YouTube donde se divulga el sufrimiento que causa esta práctica. Se acostó boca abajo mientras su hermano y un amigo le aplicaron sal en forma de cruz sobre su espalda y luego pusieron cubos de hielo encima de la sal y los presionaron. También llegaron a este hospital otros cuatro jóvenes en los últimos meses. Por esa razón, la madre del joven de Pittsburgh pidió a los adultos investigar sobre éste y otros desafíos peligrosos que se pueden encontrar en internet y que muchas veces son utilizados en rituales de iniciación para determinados grupos.



Por ejemplo, el balconing es otro juego peligroso que consiste en saltar de los balcones o desde las habitaciones de los hoteles a una piscina. Mientras tanto el juego de la asfixia consiste en el acto de inducirse al desmayo, por medio de la asfixia intencional con el fin de sentir una sensación de desvanecimiento