La celebración del carnaval más grande del mundo es la de Río de Janeiro, pero muchos otros países tienen importantes festejos, como los que se celebran en Italia, en el Carnaval de Venecia, o en Colombia con el Carnaval de Barranquilla, con un denominador común: la alegría para olvidar la crisis.
El Carnaval de Venecia tiene personalidad propia y magia propia y va más allá de la turística imagen de la nariguda máscara del doctor de la peste que abarrota los talleres de la ciudad, explica la agencia noticiosa AFP.
Antaño, el carnaval ya constituía una de las fiestas populares más apreciadas por los ciudadanos de esta ciudad italiana.
Asimismo, el Carnaval de Barranquilla es el más festivo y colorido de Colombia, además de ser unos de los más reconocidos en el mundo, recuerda EFE.
Más de un millón y medio de personas, entre visitantes y barranquilleros, participan en la fiesta. Se celebra desde el sábado hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza.
En Estados Unidos destaca el Carnaval de Nueva Orleans, muy arraigado entre los afroamericanos, donde el jazz marca el curso de los festejos y de los grandes desfiles de carrozas.
Muy cerca, en México, miles de turistas disfrutan de las fiestas de Veracruz y Mazatlán, en el Golfo de México y océano Pacífico, respectivamente. En Veracruz destacan la oferta gastronómica y los clubes de baile.
Carnaval a la carta en toda América
El jolgorio y los espectáculos de música, desfiles, danza y disfraces tomaron las calles de varios países latinoamericanos en la celebración de los tradicionales carnavales, que se extenderán hasta el próximo martes 8 de marzo.
Este año, a los habituales protagonistas de las fiestas, como las ciudades de Oruro, en Bolivia; Barranquilla, en Colombia; Encarnación, en Paraguay, y, sobre todo, Río de Janeiro, en Brasil; se sumaron los carnavales federales de la alegría en Argentina.
La celebración regresó este año a todo el territorio argentino luego de que la presidenta Cristina Fernández restaurara los cuatro días festivos del carnaval, prohibidos hace 35 años por la dictadura militar (1976-1983). El rey Momo también se tomó a Panamá, México, Venezuela, Perú y Ecuador, donde el sincretismo cultural es la tónica dominante.
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