Un hombre demandó a la compañía que produce una bebida energizante porque, según dijo, le produjo una erección constante que lo obligó a una intervención quirúrgica para poderla terminar.
Christopher Woods, neoyorquino de 29 años, adquirió la bebida Boost Plus, fabricada por la empresa suiza Novartis, que prometía proporcionarle "buen sabor, altas calorías y suplementos nutricionales para personas que requieren energía extra y proteínas en un volumen limitado".
Sin embargo, fue precisamente un problema de volumen el que aquejó a Woods a la mañana siguiente cuando por presuntos efectos de la bebida comenzó un inusual problema de erección conocido como "priapismo" que pudo ser extinguida únicamente con la intervención de un cirujano, hombre naturalmente, para no complicar ulteriormente la operación.
Woods debió soportar la dolorosa introducción de un dispositivo encargado de desviar la sangre hacia otro punto y posteriormente padeció en esa céntrica zona del cierre de algunos vasos sanguíneos que permitieran "extinguir el fuego" que lo aquejaba.
Tras abandonar el centro quirúrgico Woods acudió a su abogado para demandar a Novartis, acusada de haber convertido una fuente tradicional de satisfacción en la peor de las torturas.
Ahora el veredicto está en manos de la Justicia, que deberá decidir si castigar a una empresa cuyo producto prometía una inyección energética, aunque jamás especificó que podría convertir al consumidor en la jeringa.
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