El Gobierno de China ha invertido la astronómica cifra de 30 millones de yuanes, alrededor de 4,6 millones de dólares, para construir aseos públicos en una provincia próxima al Tíbet y atraer a los turistas a esa zona del país.
Serán 80 las letrinas móviles que el Gobierno chino instalará en puntos estratégicos, aunque variables, de la provincia de Qinghai, en el oeste del país y colindante al Tíbet, informó ayer la agencia oficial Xinhua.
La intención fundamental es atender una de las quejas más comunes entre los visitantes de la región: encontrar un baño “limpio” en medio del altiplano, más frecuentado por manadas de animales que por humanos y con menos de cinco habitantes por kilómetro cuadrado.
Para conseguir satisfacer las necesidades de los más pulcros, las arcas chinas han desembolsado la friolera de 375 mil yuanes (59.400 dólares) por cada retrete, cuya distancia entre ellos será salvable a pie en menos de una hora antes de 2015, según la oficina provincial de turismo.
Por ahora, entretanto, el Gobierno chino no permite el acceso al Tíbet de periodistas extranjeros que viajen solos. La escasez de aseos públicos no es exclusiva de las zonas más remotas de la República Popular China. En 2008 y con motivo de la celebración de las Olimpiadas el país empezó a aumentar el número de servicios comunes también en sus grandes ciudades, como ser Pekín o Shanghái.
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