Las reformas del calendario siempre han sido controvertidas y difíciles de aplicar, pero han acarreado mejoras prácticas para la organización del tiempo. Ahora, un equipo de científicos propone reformar el calendario de una manera que lo vuelva mucho más práctico de lo que es en la actualidad.
Usando fórmulas matemáticas y aplicaciones informáticas, el astrofísico Richard Conn Henry y el economista Steve H. Hanke, ambos de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, han creado un nuevo calendario en el que cada nuevo período de 12 meses es esencialmente idéntico al anterior, y se repite año tras año de forma perpetua.
Usando el Calendario Permanente Hanke-Henry, si, por ejemplo, el día de Navidad cae en un Domingo en el 2012 (como lo sería según ese calendario), el 25 de Diciembre volvería a ser Domingo en el 2013, en el 2014 y así sucesivamente.
Por otra parte, bajo el nuevo calendario, el famoso poema mnemotécnico que comienza con "Treinta días tiene Noviembre..." y que nos permite recordar los días que tiene cada mes, ya no se aplicaría, porque Septiembre tendría 31 días, al igual que Marzo, Junio y Diciembre. El resto tendría 30 días.
Esta reforma drástica del calendario permitiría tener un calendario esencialmente idéntico de un año al siguiente, lo que ayudaría a lograr una planificación permanente y racional de las actividades del año, desde los días de asistencia a la escuela y las vacaciones, hasta los días festivos. Basta pensar en cuánto tiempo y esfuerzo se invierte cada año rediseñando la agenda laboral de cada organización en el mundo, para que resulte obvio que la nueva propuesta de calendario podría hacer la vida mucho más simple y traería beneficios notables.
Entre las ventajas prácticas, está la de que los días de las festividades caerían en el mismo día de la semana cada año.
Los beneficios económicos son incluso más grandes, tal como afirma Hanke, quien es experto en economía internacional. El nuevo calendario simplificaría los cálculos financieros. Por ejemplo, en todo lo referente a cálculos de intereses bancarios por préstamos, depósitos a plazo fijo y demás.
Ha habido en el pasado otros intentos de mejorar el calendario, pero todos los principales implicaban romper el ciclo de siete días de la semana, y eso es un cambio inaceptable para la mayoría de la población. En cambio, el calendario propuesto por Hanke y Henry nunca rompe ese ciclo tradicional.
Este nuevo calendario resultaría mucho más eficiente y fácil de usar que el Calendario Gregoriano actual que se ha estado empleando en los últimos cuatro siglos, desde 1582, cuando el pontífice Gregorio XIII aprobó la reforma por él promovida del calendario juliano, que se venía usando desde su instauración en el año 46 a.C. por Julio César.
En un esfuerzo por sincronizar el calendario juliano con las estaciones, el equipo papal le eliminó 11 días al mes de octubre en el año de la transición, y así, justo después del 4 de Octubre vino el 15 del mismo mes. Este ajuste era necesario para resolver las distorsiones acumuladas durante mucho tiempo a causa del mismo problema que convierte el diseño de un nuevo calendario eficaz y práctico en todo un desafío: el hecho de que nuestro año terrestre no tiene un número exacto de días, sino que tarda aproximadamente 365,2422 días en dar una vuelta alrededor del Sol.
Hanke y Henry resuelven ese exceso de casi 6 horas anuales descartando los años bisiestos, y agregando a cambio una semana extra periódicamente al final de Diciembre. Esto logra la sincronización del calendario con el periodo de tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol.
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