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domingo, abril 08, 2012

Nuevo y misterioso El poder de soñar

La mente brillante a confiar en los sueños

La académica de Harvard, Deirdre Barrett sostiene que cuando dormimos, el pensamiento lógico es menos lineal.

Ni un pasatiempo de la mente ni una casualidad sin sentido. Ambas cosas se han dicho sobre los sueños y ambas han probado estar ampliamente equivocadas. Durante las últimas décadas, la ciencia ha descubierto los múltiples beneficios de soñar, que incluyen la reparación celular y la consolidación de la memoria. Pero recién ahora está aflorando la que podría ser una de sus más asombrosas capacidades: resolver problemas a los que no encontramos solución cuando estamos despiertos.

Fue el caso de Don Newman. En los 50, era un joven matemático que enseñaba en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, codo a codo con John Nash, el ganador del Nobel de 1994 y que pasaría a la historia como el protagonista de una mente brillante. Newman llevaba mucho tiempo tratando de resolver un problema matemático. Hasta que un día, relata la revista Scientific American, confió en el genio de Nash incluso durmiendo y durante un sueño comenzó a detallarle su atasco al científico. En la escena, Nash le daba la explicación que necesitaba.

Para Newman, a diferencia de lo que nos ocurre cada vez que soñamos algo muy gratificante pero irreal, no fue una lástima despertar: al abrir los ojos, ya tenía la respuesta para su acertijo. Así fue como el científico pasó las siguientes semanas probando la teoría con la que había despertado, hasta convertirla en un estudio formal que luego sería publicado.

Se cuenta que algo parecido le ocurrió a Mary Shelley, quien habría soñado las dos escenas principales que se convirtieron en su obra maestra, Frankestein. Que Robert Louis Stevenson habría soñado la historia de Doctor Jekyll y Mister Hyde. Y que músicos, desde Ludwing van Beethoven hasta Paul McCartney, habrían despertado con un nuevo ritmo sonando en sus cabezas.

Ninguno de ellos se estaba sometiendo a algún tratamiento particular. Hacían, simplemente, lo que todos hacemos instintivamente casi todas las noches: soñar. Una acción que, según la doctora estadounidense Deider Barrett, sería clave para resolver esos problemas a los que llevamos tiempo dándoles vuelta durante la vigilia.

CON CONOCIMIENTO DE CAUSA

Deider Barrett, académica de la Facultad de Medicina de Harvard, autora de libros como El comité del sueño: Cómo los artistas, científicos y atletas usan los sueños para resolver problemas creativamente, y expresidenta de la Asociación Internacional para el Estudio de los Sueños, sabe de lo que habla.

"Los sueños son pensamientos, pero en un estado bioquímico diferente", dice.

En éstos, explica, nos enfocamos en los mismos temas que cuando estamos despiertos, ya sean nuestras preocupaciones, esperanzas o fantasías. Pero, la diferencia está en que en este estado, nuestro cerebro piensa mucho más visual e intuitivamente, menos verbal y menos lógicamente. "Nunca nos preguntamos para qué sirve estar despierto, buscando una función específica para ello, ya que es obvio que lo estamos para una enorme cantidad de propósitos. Creo que lo mismo pasa con los sueños", asegura Barrett.



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