En una sociedad cada vez más decantada hacia la esclavitud de la imagen, a crear “estándares fashion” que reproduzcan un ideal de belleza, resulta casi una temeridad que los investigadores Michael Howell y Peter Ford se hayan atrevido a publicar La verdadera historia del Hombre Elefante, un acercamiento científico al drama de Joseph Carey Merrick en la Inglaterra victoriana de fines del siglo XIX.
“Nos hemos querido apartar de la magnífica película de David Lynch, que le otorga un lógico tono oscuro y dramático a la vida del llamado Hombre E lefante, para decirle al mundo que no fue tan infeliz como parece”, escribe Michael Howell en el prólogo.
Un consumado artista
Aunque Joseph Carey Merrick fue abandonado a temprana edad por su impresionante deformidad física, en el orfanato de Saint Jude conoció el desarrollo de las artes como la pintura y el diseño en papel y cartón.
De hecho, Joseph, antes de ser vendido por 50 guineas al propietario de un circo de fenómenos del East End, elaboró con sus propias manos una réplica exacta a escala del Palacio de Windsor, señala un reportaje difundido en la cadena británica ITV, titulado Más allá del Hombre Elefante, que se basa en las memorias del hombre que no sólo lo rescató del extraño circo del señor Walsus, sino que además lo recuperó para la sociedad: el doctor Frederick Treves.
El médico que le trató en el London Hospital tuvo a bien conservar en forma de diario -para satisfacción de historiadores como Howell y Ford- “la sorprendente transformación y evolución de un hombre desolado en un cristiano de bien”.
De estos manuscritos se valen los autores para desarrollar su tesis sobre una persona cuya extraordinaria deformidad no le impedía, empero, interesarse por la literatura (leyó, por ejemplo, Emma de Jane Austen), deleitarse con obras teatrales o mantener una conversación de tono un tanto elevado en un entorno mínimamente propicio, destaca el blog “El mundo de Haldane”.
Es obvio señalar que esta visión humanizada del personaje va en paralelo con el seguimiento de las distintas teorías médicas sobre un cuadro patológico tan severo como el que presentaba Joseph Carey Merrick.
“Esto sigue siendo un enigma científico que hoy en día motiva a la investigación”, escribe el doctor Michael Howell.
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