El enchoque, el trompo, la carrera de embolsao, el jocheo de toros y muchos otros divertimentos de niños y jóvenes parecen perdidos u olvidados, pero contra todo pronóstico aún gozan de buena salud. Tal vez con mayor fuerza en los pueblos, pero todavía no se les puede dar la carta de defunción como muchos pesimistas proclaman.
Basta con darse una vuelta por el sector de ventas de artesanías en el mercado Los Pozos y consultar a las venteras. Ellas le dirán que los trompos no faltan y se los vende por Bs 12. Tampoco faltan los distintos modelos de enchoques y, a pesar de que se juega muy poco, también se puede comprar el topo, una especie de pelota de trapo con plumas que antes era uno de los juegos más populares.
En las fiestas de muchas poblaciones no puede faltar el jocheo de toros en el que los jóvenes ponen a prueba su habilidad y destreza.
No hace falta que se los imponga, estos y otros juegos tradicionales siguen llegando a la gente, que los sigue disfrutando. Tal vez ahí está el secreto.
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